El pasado 28 de marzo, Carlos Lehder, uno de los exlíderes del Cartel de Medellín, regresó a Colombia tras pasar más de tres décadas en prisión en Estados Unidos. Proveniente de Alemania, el excapo aterrizó en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, donde fue detenido de inmediato por agentes de Migración Colombia. Sin embargo, su captura no se prolongó demasiado, pues el 31 de marzo, el Juzgado 18 de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Bogotá determinó su libertad inmediata al declarar la prescripción de su condena impuesta en 1995.
“¡Viva Colombia!”, exclamó Lehder al salir de la sede de la Dijín en Bogotá, mostrando con orgullo su boleta de libertad. La decisión judicial, basada en el vencimiento de términos, generó una gran polémica, ya que múltiples organizaciones de víctimas han rechazado que el excapo permanezca en libertad sin haber cumplido una pena en el país. A pesar de las críticas, Sondra Macollins, abogada del exnarcotraficante, solicitó que se respeten sus derechos y recalcó que Lehder ya cumplió su condena ante la justicia estadounidense.
Carlos Enrique Lehder Rivas, nacido en Armenia en 1949, es hijo de un inmigrante alemán y una comerciante colombiana. Su historial criminal comenzó en la década de 1970 en Estados Unidos, donde fue condenado por contrabandear autos robados. Tras cumplir su primera sentencia en la prisión de Danbury (Connecticut), se involucró en el narcotráfico, comenzando con el tráfico de marihuana y luego incursionando en el contrabando de cocaína hacia Norteamérica. Su habilidad como piloto de avión le permitió establecer rutas estratégicas para el envío de droga desde varias islas del Caribe.
En 1976, Lehder cofundó el Cartel de Medellín junto a Pablo Escobar, Fabio Ochoa y Gonzalo Rodríguez Gacha. Dentro de la organización, se especializó en el control de las rutas aéreas y en la logística para el transporte de cargamentos de cocaína a Estados Unidos. Gracias a sus operaciones, el cartel se convirtió en la organización criminal más poderosa de su época, llegando a suministrar más del 80% de la cocaína que ingresaba al país norteamericano. Lehder, quien también tuvo aspiraciones políticas, defendía la extradición como una traición a la soberanía nacional, un discurso que le costó su relación con Escobar y su posterior caída.
En 1987, tras perder el respaldo de sus aliados, Lehder fue capturado en una finca en Guarne, Antioquia, en un operativo coordinado entre las autoridades colombianas y la DEA. Se convirtió en el primer narcotraficante colombiano extraditado a Estados Unidos, donde fue condenado a 137 años de prisión por tráfico de drogas. No obstante, su cooperación como testigo clave en el juicio contra el dictador panameño Manuel Noriega le permitió reducir su pena y obtener su libertad en 2020. Desde entonces, permaneció en Fráncfort, Alemania, hasta su reciente regreso a Colombia.
El retorno de Carlos Lehder ha reabierto el debate sobre la impunidad y la memoria de las víctimas del narcotráfico. Aunque legalmente no enfrenta procesos pendientes en el país, el hecho de que su condena haya prescrito mientras cumplía su pena en Estados Unidos genera controversia. Su regreso, marcado por la euforia con la que celebró su libertad, ha sido recibido con rechazo por las víctimas de los atentados, asesinatos y violencia desatada por el Cartel de Medellín en las décadas de 1980 y 1990.