El Parlamento Europeo aprobó este martes en Estrasburgo una nueva ley que busca reducir el desperdicio de alimentos y los residuos textiles en la Unión Europea. La medida se centra especialmente en la moda rápida, es decir, las millones de prendas de bajo costo que llegan desde países como China y que terminan en la basura tras poco uso. Según datos de la Unión Europea, cada europeo produce al año unos 130 kilos de desechos alimenticios y cerca de 15 kilos de residuos textiles, un sector donde el reciclaje sigue siendo casi inexistente.
La normativa fija objetivos concretos para el año 2030. Los Estados miembros deberán reducir un 30% los desperdicios generados en hogares, restaurantes y supermercados, y un 10% los que provienen de la fabricación y transformación de alimentos. Para cumplir estas metas, cada país podrá crear planes propios que incluyan, por ejemplo, la donación de productos no vendidos pero aptos para el consumo, aclarar el etiquetado de fechas de caducidad y aprovechar frutas y verduras que no cumplen con estándares estéticos pero siguen siendo comestibles.
Además de la comida, la ley introduce por primera vez la obligación de regular la industria textil. Bajo el principio de “quien contamina paga”, las empresas de ropa deberán encargarse de recoger, clasificar y reciclar las prendas al final de su vida útil, así como cubrir los costos de este proceso. Con esto se busca responsabilizar directamente a las marcas de moda rápida, señaladas como una de las mayores fuentes de residuos en Europa.