El 26 de enero, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos enfrentaron una de sus peores crisis recientes. Tras la negativa del presidente Gustavo Petro de aceptar vuelos con colombianos deportados desde Estados Unidos, el presidente Donald Trump respondió con duras sanciones: un aumento del 25% en los aranceles a bienes colombianos, la cancelación de citas de visado y la revocación de visas para funcionarios del gobierno colombiano. Aunque estas medidas encendieron las alarmas en varios sectores, la Casa Blanca anunció posteriormente que las sanciones se suspenderían si Colombia cumplía con las condiciones acordadas para recibir a sus connacionales deportados.
La resolución temporal del conflicto se logró tras negociaciones de alto nivel, según confirmó Gilberto Murillo, embajador colombiano en Washington. «Hemos superado el impasse con el gobierno de los Estados Unidos», aseguró Murillo, al tiempo que destacó que el gobierno colombiano garantizará un retorno digno para los deportados. Sin embargo, la tensión dejó heridas profundas. Las medidas anunciadas por Trump incluyeron la suspensión temporal de la sección de visas en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, afectando a miles de ciudadanos colombianos que ya tenían citas programadas para tramitar sus visados.
Cristian Espinal, uno de los afectados, narró cómo su cita fue cancelada sin previo aviso. «Viaje desde Medellín a Bogotá para completar el trámite y ahora no sé cuándo será reprogramado. Esto afecta mis planes de estudiar una maestría en la Universidad de Chicago», relató Espinal. Como él, cientos de ciudadanos acudieron a la Embajada el 27 de enero, solo para ser informados de que sus citas fueron canceladas. Hasta el momento, no se ha emitido una comunicación oficial sobre cuándo se retomarán los trámites, generando incertidumbre entre quienes dependen del visado para trabajo, estudios o turismo.
Las sanciones económicas anunciadas también pusieron en alerta a sectores clave de la economía colombiana. Javier Díaz, presidente de Analdex, recordó que Estados Unidos representa el 30% de las exportaciones colombianas, con un total de 13.000 millones de dólares en 2024. Por su parte, José Francisco Zuñiga, presidente de Asbama, indicó que 21.000 empleados del sector bananero habrían resultado afectados de implementarse los aranceles adicionales. «El comercio con Estados Unidos es vital, pero esto nos deja una lección clara: es urgente diversificar mercados y productos«, afirmó Díaz.
El impacto habría sido aún mayor en el sector cafetero, donde Gustavo Gómez, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café, destacó que las medidas habrían afectado a más de 550.000 familias productoras y puesto en riesgo más de dos millones de empleos. «La magnitud del daño habría sido incalculable para nuestra economía», enfatizó Gómez. A pesar del alivio momentáneo por la suspensión de las sanciones, los líderes gremiales instan a fortalecer las relaciones bilaterales y evitar futuras tensiones que pongan en peligro los intereses económicos y sociales del país.
Expertos internacionales, como Sandra Borda, señalaron que esta crisis refleja el impacto de las tensiones políticas en las relaciones exteriores de Colombia. «Con Trump en la Casa Blanca, es crucial mantener una diplomacia serena y enfocada en resolver conflictos de manera bilateral», explicó. Por su parte, el exministro Juan Camilo Restrepo advirtió que las relaciones con Estados Unidos siguen siendo frágiles. «Las heridas están cosidas con alas de cucaracha, en cualquier momento pueden abrirse nuevamente», afirmó, insistiendo en la necesidad de priorizar el diálogo diplomático para proteger los intereses de ambos países.