Corea del Norte ha enviado tropas a Rusia, marcando un posible giro en la guerra en Ucrania. Según fuentes de inteligencia confirmadas por el Pentágono y la OTAN, alrededor de 3.000 soldados norcoreanos están en territorio ruso recibiendo entrenamiento, y se prevé que esa cifra aumente a 10.000 en los próximos meses. Este despliegue, que incluye efectivos preparados para ser trasladados a Ucrania, supone un refuerzo significativo para el ejército ruso, que ya había recibido suministros de armamento norcoreano.
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La alianza entre Corea del Norte y Rusia, reforzada por el intercambio de municiones y tecnología militar, ha despertado preocupaciones entre expertos y gobiernos. Se especula que Pyongyang podría estar proporcionando artillería a cambio de tecnología avanzada para mejorar sus misiles, mientras que los soldados norcoreanos podrían ser utilizados para labores logísticas o incluso para combatir en el frente de guerra ucraniano.
La OTAN ha advertido que la participación de tropas norcoreanas supondría una «escalada significativa» del conflicto. Aunque aún no se ha confirmado su presencia en el campo de batalla ucraniano, su despliegue en Rusia y el suministro de armamento a Moscú apuntan a una mayor implicación del régimen de Kim Jong-un en el conflicto. Esta nueva dinámica complica aún más la situación para Ucrania, que continúa luchando con el apoyo de Occidente.
La posible participación de las tropas de Corea del Norte no solo amenaza con intensificar la guerra en Ucrania, sino que también plantea riesgos para la estabilidad en la península coreana, dado el conflicto histórico entre Corea del Norte y Corea del Sur. Además, las tensiones se ven aumentadas por las próximas elecciones en Estados Unidos, donde un posible triunfo de Donald Trump podría cambiar la política exterior y el apoyo militar a Ucrania.