Armando Benedetti, exembajador ante la FAO y una figura política controvertida, anunció su retorno al núcleo del poder en Colombia con un nuevo cargo en la Casa de Nariño. Benedetti declaró que tendrá una oficina en el tercer piso, junto al despacho del presidente Gustavo Petro, con un rol que implica tareas propias del Ministerio del Interior. Su regreso, tras renunciar a la embajada, ha causado revuelo en el ámbito político, especialmente por la influencia que mantiene sobre el presidente y su relación con Laura Sarabia, directora del DAPRE. Aunque ha enfrentado polémicas recientes, Benedetti se muestra empoderado, afirmando que su experiencia será clave para el relacionamiento con el Congreso.
(Te puede interesar: Petro insiste en renegociar el TLC con Estados Unidos y genera debate en sectores económicos)
Este retorno ha generado especulaciones sobre si Benedetti actuará como un «ministro en la sombra», reemplazando indirectamente al actual ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien ha sido enfático en desmarcarse de esta situación. Durante una reunión reciente con Petro y Sarabia, Benedetti destacó que su rol no será político ni de mermelada, sino estratégico para fortalecer las relaciones del Gobierno con el Congreso. Sin embargo, su historial, incluyendo audios polémicos donde amenazaba con revelar información sensible, sigue pesando sobre su figura pública, generando escepticismo en varios sectores políticos.
En una entrevista reciente, Benedetti reveló detalles personales sobre su tiempo en rehabilitación en México, donde trató problemas de alcoholismo y adicciones. En un tono reflexivo, afirmó que su proceso le permitió hacer una introspección sobre su vida y tomar decisiones para su recuperación. También aprovechó para elogiar a figuras de la derecha, como Vicky Dávila, lo que ha sido interpretado como un intento por mantenerse relevante en el espectro político. Estas declaraciones, sumadas a su regreso al Gobierno, han alimentado las especulaciones sobre su verdadero rol en la administración de Petro.
A pesar de su polémico pasado, Benedetti afirma que su amistad con Petro es sólida y que busca aportar al proyecto político del Gobierno. Sin embargo, su presencia en la Casa de Nariño y la posibilidad de influir en las relaciones del Ejecutivo con el Congreso generan preguntas sobre los equilibrios de poder al interior del Gobierno.
