El presidente Gustavo Petro reavivó la discusión sobre renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, criticando que el capítulo 10 del acuerdo priorice la protección de inversionistas extranjeros sobre las decisiones de la justicia nacional. Como ejemplo, mencionó el fallo que obliga al Estado colombiano a pagar 500 millones de dólares a la multinacional Telefónica tras un arbitraje internacional, pese a un pronunciamiento previo de la Corte Constitucional. Petro propuso que este artículo sea renegociado antes de la próxima reunión de los miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con la Union Europea, programada para el año entrante.
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El TLC, vigente desde 2012, es fundamental para la economía colombiana, ya que Estados Unidos es su principal socio comercial. Según cifras del Dane, el 25,8 % de las importaciones y el 29,4 % de las exportaciones del país están vinculadas a este acuerdo. Expertos, como la Cámara Colombo Americana (AmCham), advierten que ajustes al TLC podrían hacerse mediante mecanismos internos del tratado, sin necesidad de renegociar todo el acuerdo. Además, una renegociación podría abrir la puerta a que Estados Unidos revise condiciones, lo que podría resultar desfavorable para Colombia.
Analistas y líderes gremiales han señalado riesgos significativos en esta propuesta. María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham, y José Manuel Restrepo, exministro de Comercio, coincidieron en que el proceso podría afectar sectores estratégicos como el café, las flores y el nearshoring. Además, requeriría la aprobación de los congresos de ambos países, prolongando las negociaciones. Mientras Petro defiende la renegociación como un acto de soberanía, expertos advierten que este paso podría generar incertidumbre económica y comercial, perjudicando los intereses de Colombia en su relación con su principal aliado económico.