Colombia enfrenta una crisis de suministro de combustible para aviones debido a una falla eléctrica en la Refinería de Cartagena, que ha afectado la distribución de Jet A1 en varios aeropuertos del país. Aeropuertos en ciudades como Leticia, Montería y Bucaramanga ya han agotado su suministro, mientras que otros, como Bogotá y Cartagena, enfrentan alertas de inventarios críticos. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) advirtió sobre la posible suspensión total de suministro para algunas aerolíneas, lo que podría generar retrasos y cancelaciones de vuelos.
Ecopetrol, responsable de la producción y distribución de este combustible, activó un plan de contingencia e importó 100,000 barriles de Jet A1, que llegarán al país entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre. A pesar de estas medidas, la escasez ha generado preocupación en el sector aéreo, que ya está implementando estrategias como el «tankering» (cargar más combustible en aeropuertos de origen) para mitigar el impacto. Sin embargo, estas soluciones son limitadas y no aplicables en todos los aeropuertos del país.
El presidente Gustavo Petro negó la existencia de una escasez de combustible y sugirió que podría haber actividades irregulares en investigación. Mientras tanto, Latam y otras aerolíneas han tenido que ajustar sus operaciones, cargando combustible en aeropuertos internacionales y reevaluando sus itinerarios en Colombia. La Aeronáutica Civil ha permitido a las aerolíneas reprogramar o cancelar vuelos entre el 28 de agosto y el 4 de septiembre debido a la crisis.
En respuesta, la IATA ha solicitado medidas estructurales a largo plazo, como la posibilidad de importar Jet A1 y aumentar la capacidad de producción local para evitar futuras crisis. La situación sigue siendo monitoreada de cerca por las autoridades y las aerolíneas, que buscan minimizar las afectaciones a los pasajeros mientras se espera la llegada del combustible importado.